Nuestro protagonista, el pequeño fantasma, siempre sueña con ser un fantasma de día y no para de contárselo a su amigo el búho. Y este deseo se le hizo realidad al fantasmita, que se puso muy contento. Un día se despertó por la mañana y así le pasó los días siguientes; y por si fuera poco, se puso negro y todo le salía mal: si no era esto, era lo otro y a él no le gustaba nada, así que hizo amigos e intentó que lo ayudaran, ¿lo consiguió?
La obra es de Otfried Preussler, la traduce Carmen Malluenda y la ilustra F. J. Tripp.
Está publicada por la editorial Noguer, hace ya cuarenta años.
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